Reducción de sueldos a asambleístas ¿Medida Populista de Moreno?

A Moreno le empezó a incomodar la Asamblea. Luego de controlarla a su antojo durante más de dos años, se le ha ido de las manos. Y como todo capataz que pierde el control de su hacienda, quiere sentar un precedente, por eso vuelve a dirigir sus dardos contra el legislativo. Esta vez, les bajó el 50% del sueldo a los asambleístas; según él, porque con esos recursos se podrán resolver los problemas económicos del país. Nada más populista y demagógico.

Esta decisión tiene un trasfondo: continuar asfixiando a la primera función del Estado que ha venido sufriendo en los últimos meses un fuerte debilitamiento institucional y de credibilidad, esto debido a la falta de liderazgo de quienes se han encargado de su conducción, dejando de lado los temas fundamentales que le interesas a la ciudadanía por agendas individuales, de grupos o bancadas que se prestaron a cogobernar con el ejecutivo.

Las manifestaciones de octubre marcaron el declive de la imagen institucional de la Asamblea, el desprestigio no discrimina partidos políticos, ideologías. Todos los legisladores en su conjunto están siendo arrastrados por su mala conducción, que con honrosas excepciones – como la Bancada de la Revolución ciudadana que ha mantenido una lucha vertical a favor de los intereses de los ecuatorianos – en su mayoría, se han prestado para convertir al legislativo en una sucursal del ejecutivo.

Pero honestamente ¿Con esos recursos que se “ahorran” reduciendo sueldos y salarios al legislativo resuelven el problema de plata? No. El gobierno a través de ministro de Finanzas, Richard Martínez tienen una obsesión con reducir el tamaño del Estado recurriendo a los despidos y precarización laboral.

En “ʟᴀ ᴏᴛʀᴀ ᴄᴀяᴀ 👥” hemos preparado un material audiovisual para demostrarles que tomando las decisiones correctas, si es posible recaudar los recursos para atender la crisis sanitaria y social que vive el país a causa del COVID 19.

La Otra Cara: Las obras del “Gobierno de Todos”.

Lenín Moreno llegó al poder con uno de los programas más ambiciosos para dotar de vivienda social a los sectores más vulnerables del país: Casa para todos.  Después de dos años y medio de gobierno, desde La Otra Cara, decidimos dar un vistazo a los avances del programa insigne de Moreno.

Lo que encontramos es estremecedor. No solo no ha cumplido uno de los proyectos más importantes de su plan de gobierno; además, en esa lista interminable de ofrecimientos improvisados, pudimos evidenciar que casi todos los proyectos emblemáticos no han iniciado y se quedaron en declaraciones públicas que no han trascendido.

¿Y los medios de comunicación? Pues brillan por su ausencia. Si hay una sola cosa que funciona a la perfección en el régimen, es la relación del gobierno de todos con la prensa, quienes han espectacularizado los ofrecimientos de Moreno, pero guardan silencio ante su mediocre gestión.

Termina el 2019, y a nuestro estilo, no te hacemos un testamento, pero si un recuento de las obras de Lenin Moreno que nunca llegaron.

Casa para todos

“Las obras del gobierno de todos”

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La educación nos salvó

 

Era domingo 10 de la noche de un 4 de septiembre, llovía a cántaros. Mientras mi madre seguía las recomendaciones de la partera – mi tía Alba Cabezas – para traer al mundo a su primeriza, una pared de caña guadua dividía el dormitorio de la sala. Allí estaba mi padre -para variar con amigos-  tomándose unos tragos, o los “meaos” por adelantado como dirían por mi tierra. Estaba feliz, según él había que celebrar la llegada del  varón… ¡Ups! Nací yo. Una niña de 16 años trajo al mundo a otra niña.

Paula -mi progenitora – tenía pocos meses de haber sufrido la pérdida de su madre producto de un cáncer al útero. Durante todo su embarazo tuvo que lidiar con la enfermedad de mi abuelita Luisa. A los 39 años la desahuciaron y la mandaron a la casa, nunca hubo una cama en el hospital para hacer seguimiento de su complejo cuadro clínico. Mi vieja perdió la fe en la salud pública, nunca más volvió a un hospital, parió a 6 de sus 7 hijos en casa con comadrona, nos curaba la tos con manteca de gallina y emplastos de brochodermine, los parásitos los combatía con zumo de paico y pepas de zapallo; y si nos hacíamos alguna herida jugando, pues en casa nunca faltó merthiolate y polvito secante.

Arturo – mi papá – era un gran tipo, mientras no bebía. Murió sin reconocer que era alcohólico, este fue el motivo que llevó a mi familia a desintegrarse. Mi madre no pudo más; con 20 años, tres hijos y sin haber terminado la primaria decidió abandonar a su verdugo para escribir con sus propias manos su futuro.

Y así empezó; lavando ajeno, de cocinera, ayudante de costura y en cuanto oficio que le diera algo de dinero para mantener sus tres muchachos y pagar sus estudios. Terminó la primaria, se graduó de maestra en corte y confección, aprendió belleza, manualidades. Luego siguió el colegio, hasta que se hizo bachiller.

¡Qué berraca mi vieja! Triplicó sus esfuerzos, a la par que ella estudiaba yo fui al jardín y terminé la primaria al igual que mis hermanos. A los 11 años con mucha ilusión ingresé al colegio. Las cosas estaban más complicadas, ya no éramos 3 hijos, la familia incrementó 2 bocas más, y después de unos años 2 más. A mi mamá le gusta ser madre, jamás renegó de su condición de madre soltera, sacrificó siempre su vida personal por afrontar con responsabilidad su rol.

Había confeccionado mi uniforme, pero la plata no alcanzó para los zapatos. La vecina Goretti, madre de mi gran amiga Olga, guardaba un par que su hija dejó de usar. Me los regaló, mi madre compró un Cherry y los dejó como nuevos.

Ese día marcó mi vida para siempre. Mi madre lloró, me dio un beso en la frente y me dijo: “Mijita, estoy muy orgullosa de ti. Contra todo pronóstico vas al colegio. Tu madre no tiene para darte riquezas, aprovecha y estudia. Solo así serás una mujer libre, independiente, nadie te maltratará ni tendrás que quedarte con alguien por no ser nadie. Mira tu madre, con sacrificio he tratado de aprender un oficio para criarlos. No me defraude“.

Para una familia en condiciones de extrema pobreza, el acceso a la educación y la salud pública de calidad son determinantes a la hora de incidir en igualdad de condiciones en una sociedad. La educación ecuatoriana tuvo episodios de lamentable recordación. El Movimiento Popular Democrático (MPD) a través de la Unión Nacional de Educadores (UNE) mantuvo por años secuestrado el sistema educativo público como botín político. Estudiar en esas condiciones ya era una hazaña. Entender a la educación como la herramienta más potente para sacar a los pueblos de la pobreza.

En 2006 la inversión en educación fue de 1.083 millones de dólares, mientras que en el 2013 la inversión alcanzó los 3.280 millones de dólares, es decir logrando un aumento de más del 300%; en el Gobierno de la Revolución Ciudadana se invirtieron $ 7.348 millones de dólares.

Otro de los logros es el histórico aumento de la cobertura universal que en educación básica ya alcanza el 96% y el 35% en educación superior. Para tener resultados era necesario establecer una política diferenciada para los pueblos y nacionalidades; es así que en 2010 los Afroecuatorianos tuvieron un repunte en inserción al sistema de educación superior con un 2,8% superando a los Indígenas que obtuvieron 1,9% y los Montubios 1,6%.

Ecuador asigna a las universidades el 1.8 % de su Producto Interno Bruto (PIB) en comparación a los países más ricos del planeta que destinan el 1.67%. Es por ello que en el Índice de Competitividad Global 2013, elaborado por el Foro Económico Mundial, el que Ecuador ascendió 76 puestos en educación, convirtiéndolo en el país con mayor inversión educativa en la región.

Estos avances se ven amenazados en la Proforma Presupuestaria 2019 propuesta por el gobierno de Lenín Moreno, en donde la educación sufre una importante reducción, que no sólo afecta a la educación superior, también a la inicial, así lo expresa Fander Falconí, ministro de Educación.

La educación salvó a mi familia. Salvó a mi madre de mi padre, salvó a sus 7 hijos, 5 ya somos profesionales, y 2 están cosechando los frutos de una mejor educación. Los pobres no deciden ser pobres, la pobreza es el resultado de políticas inequitativas. Es cuestión de sentido común, si un país quiere disminuir pobreza, invierte en educación. Si un gobernante quiere salvar a su pueblo de la ignorancia y la sumisión invierte en educación. Si la educación ya nos salvó una vez ¿Qué esperamos para rescatarla?

Publicado en ElEstado.net

¿Hasta cuándo el destierro de la libertad en Ecuador?

Desde la comunicación gubernamental se ha construido un relato donde prima el diálogo, los consensos, la mano tendida, los “aires de libertad” se respiran por doquier; es más, en ese reencuentro con las “libertades“, desde el gobierno, se exhorta a la prensa a ejercer con rigurosidad su trabajo periodístico, a investigar hasta llegar a los corruptos, que lo ayuden a descubrirlos dice el presidente Lenín Moreno. Pues le tomaron la palabra, lo que no sabían los periodistas es que esa consigna no incluía a funcionarios de su administración. No, no, no… De la puerta de Carondelet pa’ fuera, allí está prohibido entrar porque lo que hay adentro huele feo, y si se escarba un poquito, explota la podredumbre.

Y explotó. Caterva, periodista del medio incautado TC Televisión, desarticuló la banda mejor organizada de cobros no autorizados a cuenta ahorristas y tarjetahabientes de la historia. El método de robo por goteo más perfecto que se ha diseñado entre la banca, las empresas de asistencia en servicios privados y el gobierno. Sí, el gobierno. Eduardo Jurado, secretario de la Presidencia de la República resultó ser el accionista de GEA, la empresa que lidera el mercado en ese rubro y que desde su privilegiada posición de funcionario del régimen ha logrado una rentabilidad para su empresa de más de 57 millones de dólares tan sólo en el 2017.

Caterva  confió en el relato, creyó que vivía en un país donde la libertad de expresión es política de estado y su deber era decir la verdad. Pues su denuncia no tuvo eco, Jurado sigue siendo uno de los hombres duros del círculo de poder de Moreno, mientras que al osado y valiente Mauricio Ayora le ha tocado vivir momentos de terror.

Lo sacaron de pantalla por 15 días, lo presionaron a que firme su renuncia, sufrió hostigamiento y calumnias por parte de altos funcionarios como Santiago Cuesta – por cierto, es tan extensa la lista de fechorías de este individuo que requiere un artículo aparte – ; y lo que es peor, colegas periodistas publicaron artículos asegurando que la denuncia era una estrategia orquestada por el correísmo para desacreditar a la honesta banca ecuatoriana y desestabilizar la escuálida economía del país. Y la cereza del pastel, el mismo día que sancionaban al periodista, el relator para la libertad de expresión de la CIDH, Édison Lanza dio rueda de prensa hablando maravillas del restablecimiento de las “libertades” en el Ecuador, y cuando le consultaron sobre el caso reciente de censura a un periodista de un medio de gobierno, sencillamente le restó interés.

Cuando creíamos que lo habíamos visto todo se produjeron una avalancha de despidos masivos de los medios públicos. Aproximadamente 50 trabajadores de la comunicación han sido separados de sus puestos de trabajo sin ninguna justificación. Uno de los casos que más ha conmocionado a la opinión pública es la separación de la periodista Lorena Abad, responsable del noticiero matinal de Radio Pública de Ecuador por más de 10 años.

Ella fue diagnosticada con cáncer, los directivos de la empresa tenían conocimiento de su cuadro clínico, y aún así la despidieron sin indemnización. Andrés Reliche, colaborador y compañero de ElEstado.net hizo la denuncia en sus redes sociales sobre lo que estaba ocurriendo; el resultado: amenazas, mensajes temerarios y la decisión del comunicador de autocensurarse para evitar represalias.

¿Cómo puede el gobierno sostener un relato mentiroso y distorsionado de un país de libertades con hechos visibles de vulneración flagrante a la libertad de expresión y derechos laborales de periodistas? ¿Hasta cuándo la prensa calla y aúpa todo este sistema de represión, silenciamiento y temor de periodistas que por no perder sus trabajos se autocensuran? ¿Hasta cuándo las corporaciones mediáticas adornan la mediocridad de un gobierno que reparte el país, afecta el empleo adecuado e incrementa el desempleo, no cumple con sus ofertas de campaña y endeuda al país sin control? ¿Hasta cuándo alcahuetean a un secretario de comunicación que va de tumbo en tumbo poniendo en riesgo la seguridad del Estado y la imagen del país con su torpe y desacertado manejo de la política comunicacional? O no se han enterado que el mal manejo de la crisis de frontera provocó el asesinato de los periodistas Paúl, Javier y Efraín; así como la de los ciudadanos Oscar y Katty, sin olvidar las bajas militares.

Se acabó la farsa, no hay tal gobierno de respeto a las libertades. La transición viene con el manual fascista incluido, en donde los medios juegan un rol fundamental para instalar en el imaginario social y la opinión pública un estado de incertidumbre, desconcierto y miedo a costa de dejar solos y desprotegidos a sencillos y valientes periodistas. Cuánta vigencia toman las palabras del periodista argentino Rodolfo Walsh, asesinado por la sangrienta dictadura militar, extraídas de su libro OPERACIÓN MASACREMis colegas periodistas de los grandes diarios podrían tomarse el trabajo que yo me tomé, en vez de copiar lo que les dicta el teniente coronel fusilador“.

Las dictaduras contemporáneas ya no matan con balas, su operación la centran desde los medios que basan su estrategia en la manipulación, omisión de información relevante y cesura previa, mecanismos que afectan la democracia y a las grandes mayorías populares que pasan a un segundo plano en la agenda neoliberal. Y ¿Hasta cuándo callan? ¿Hasta cuándo encubren? ¿Hasta cuándo son cómplices de Moreno?

Publicado en ElEstado.net