En un acto desesperado de quien se sabe derrotada, sale la mentora de Patricio Carillo a tratar de recoger los pedazos del desastre ocasionado por su pupilo en el Ministerio del Interior.
Si la fórmula no funcionó con Moreno, ¿Qué le hizo pensar a Lasso que insistir en recibir consejos de una fracasada funcionaria que está convencida que con bala y plomo se resuelven los problemas de un país, iba a ser útil? Es incomprensible.
Romo apostó a seguir manejando los hilos del poder. Con Carrillo fuera del gobierno, la “giganta” quedó reducida a lisonjera sin éxito. Eso lo demuestra el artículo publicado hace pocos días en un portal dirigido por quien fuera vocero del gobierno de Lasso, elevando a los altares al exministro de Interior que fue removido por el propio presidente tras el femicidio de María Belén Bernal en la Escuela de Policía.
Romo es una de las pocas personas públicas que han salido en defensa de Carrillo. Se han sumado un par de periodistas, uno que otro activista en redes y pare de contar. ¿Por qué? ¿Qué es lo que les hace defender lo indefendible?
En el caso de los periodistas y los activistas de redes, su odio visceral les hace defender cualquier cosa que contradiga lo que apoya o propone el denominado correísmo.
Pero en el caso de Romo el asunto va más allá. Es más complejo. Pues a pesar de los desastrosos resultados en materia de seguridad, resulta que según la exministra de Moreno y muy allegada a Lasso, Carrillo ha sido un ciudadano ejemplar.
Y ahí es cuando viene la pregunta ¿Por qué con esa hoja de vida intachable y capaz de hacer posible lo imposible, no supo hacer una gestión medianamente aceptable como ministro del Interior? Si era temido incluso por sus compañeros -como dice Romo- ¿Por qué la delincuencia e incluso miembros de la Policía se le reían en la cara y controlaban las cárceles y los barrios más inseguros?
Y con la frescura y cinismo que la caracterizan se pregunta ¿Quién gana con la salida de Carrillo? Gana el país, ganan las victimas a las cuales este indolente funcionario no tu empacho en revictimizar, gana la Policía Nacional la oportunidad de iniciar un proceso real de reinstitucionalización saneando de tanto delincuente infiltrado en la institución.
Ni todos los artículos del mundo pueden minimizar las consecuencias de un pésimo desempeño que desbordó estrepitosamente con la tragedia de María Belén Bernal. Por eso, sugerir que las fuerzas políticas auparon la salida del general Carrillo, sin tomar en cuenta sus desatinos, es mirar para otro lado.
¿Lo que subyace aquí es la opinión de quien siente perder un alfil dentro del gobierno de Lasso?. ¿Una especie de discípulo que aparte de mantener una buena parte de su equipo aún trabajando con él, seguía sus lineamientos dentro de la institución?
Para nadie es desconocido el poder que alcanzó la exministra dentro de la Policía. Y tampoco es desconocido que Lasso tiene un buen concepto profesional sobre ella. Entonces no es descabellado que gran parte del Ministerio del Interior haya seguido sus directrices.
Por eso está desesperada, porque pierde control de la institución que ella ayudó a destruir y abrió las puertas para que se corrompa aún más. ¿O creen que una mujer capaz de repartir hospitales a cambio de votos le interesa una Policía honesta y depurada?
Entonces es más fácil decir que aunque la seguridad, las cárceles y la actuación de la Policía fueron un desastre, Carrillo era un prohombre sacrificado, valiente y respetado. Porque quizás en el fondo, hacía lo que ella disponía. Quisiera pensar que esta es una hipótesis, pero los hechos dan mucha fuerza a esa teoría.
Es un reduccionismo, por decir lo menos, pensar que la salida de Carrillo es una jugada política y desconocer la presión de la opinión pública. Que tenía ya una imagen lesionada tras la represión de junio y el advenimiento de un juicio político que iba a desembocar en su destitución.
La remoción de un ministro que tenía incluso el apoyo de la embajada más poderosa del mundo -según sus propias palabras- se traduce en el posible debilitamiento de una estructura cuyos hilos los manejaba una sola persona.
La misma que por ahora lamenta hondamente la salida de Carrillo minimizando el horror que acaba de ocurrir dentro de las filas policiales, que podría convertirse en un crimen de Estado, para sugerir delirantemente que quien gana con su separación es la delincuencia organizada.
Al parecer, no asumir la responsabilidad de los hechos se volvió política de Estado. Y es más fácil culpar al resto para no reconocer que lo que realmente le duele a Romo es el cercenamiento de su parcela de poder.
ESTOS VIL VOMITOS DE SATANAS NO LES FUNCIONO.ESPEREMOS EN UN TIEMPO NO MUY LEJANO ESTO SE DEDCUBRA TODO ESTOS ENREDOS ENTRE ROMO CARILLO POR LES LLEGARA LA JUSTICIA TENGALO POR SEGURO AN ECHO DAÑO AL PAIS IGUAL AL TRAIDOR LERDIN
Completamente de acuerdo con este relato
Un análisis extraordinario, a estos nefastos como Carrillo Romo , que tienen al país en la inseguridad total
Son lastimosame personas si. Escrúpulos, sin valores ni principios éticos, son egoístas e imsolidarios. Que podemos esperar de ellos y GLM son un verdadero desastre para nuestro país y toda la colectividad.