YEGUA, PUTA Y MONTONERA

Nunca entendí porque Cristina Fernández no daba entrevistas a medios. Si es brillante, informada, comunica como pocos, extraordinaria gestión de gobierno, la plataforma construida por Néstor Kirchner le daban a ella y al proyecto progresista y popular que lideraron por más de 12 años en Argentina las credenciales suficientes para disputarse el espacio mediático de tú a tú con quien quisieran. Pues no fue así, debo reconocer con asombro que muy a pesar de lo excelente oradora y su capacidad de movilizar masas con sus discursos, la morocha ayudó a construir un mito en torno a su relación con los medios. Que era diva, atorrante, que no acepta preguntas, que vive en una burbuja. En fin.

Tomado de Instagram
Yo, cual fan – si, la admiro y mucho – me quedé pegada al celular las más de dos horas que duró su entrevista en la plataforma digital INFOBAE. Esa entrevista será materia de discusión y análisis para la comunicación política del mundo sin lugar a duda. Para mi fue un espacio donde encontré todas las respuestas a ese mar de preguntas, que a pesar de las dudas, jamás me hicieron cuestionar su referencia para las mujeres que estamos dando pasos en política.
Cristina, la morocha, dejo al descubierto su alma. Esa dama de hierro, impenetrable, enigmática – pero más clara que nunca de cual es su rol en la historia de la región y de su país – se mostró sensible, con dolor, vulnerable. El momento cumbre de la entrevista para mí fue una daga en pecho, porque en un acto de nobleza sin parangón, nadie pensó ni se imaginó que esa mujer a la que catalogaron sin alma, también sufría, lloraba, tiene una familia a la cual sostener luego de la perdida del amor de su vida; y con esa mochila pesada en el alma, puso en juego su honra y condición de mujer por el proyecto nacional y popular, por los choripaneros (borregos sanducheros en Ecuador).


Tomado de YouTube

Ahora está más claro el panorama, es mujer, por eso todo el linchamiento despiadado desde los medios hegemónicos; había que acabarla, hacerla ver inferior, arrastrarla. Cualquier parecido con el escenario de Ecuador es mera coincidencia. ¿Cómo una yegua, puta y montonera puede osar ser presidenta? ¿Cómo una mujer que hizo de su gestión la referencia regional de respeto y defensa a los derechos humanos permite que  vulneren los suyos y nunca hizo ni dijo nada? ¿Se puede en nombre de la libertad y la democracia despedazar la dignidad y la vida de una ser humano que su único pecado es ser mujer y haber osado ser candidata a presidenta y legítimamente electa por dos ocasiones? Hoy no me queda duda que debemos estar más unidas que nunca en la defensa irrestricta de nuestras referencias ideológicas, políticas y de género en la región. ¿O ustedes creen que fue inocente el golpe de Estado contra Dilma Ruseff en Brasil? ¿O que no hay nada detrás de los sexistas y repugnastes titulares sobre la designación de Lucía Topolansky como vicepresidenta de Uruguay?
Tomado de Twitter
No hay casualidades, para las oligarquías, la política es un espacio reservado para muy pocos, y lo más deleznable, es que los medios se prestan para cosificar, adjetivar y estigmatizar a la mujer que se toma el atrevimiento de desafiar al poder desde la legitimidad que da el representar a las mayorías. No quieren que seamos opciones, siempre detrás, sin estorbar, sin aspirar, sin luchas, sin referencias. Esta ola es imparable y no debemos permitir que se detenga, seamos más las irreverentes yeguas, putas y montoneras que pateamos en el trasero al sistema político y mediático machista. Con ternura y sensibilidad, sin dejar la fuerza y terquedad… VAMOS A RESISTIR! NI UNA MENOS EN POLÍTICA!! FUERZA MOROCHA!!

¿Los afroecuatorianos sólo saben jugar al fútbol?

En 2010, todo el Ecuador fue testigo de un hecho repudiable. Las desafortunadas declaraciones del presentador de farándula Giovanni Dupleint en contra de los afroecuatorianos, debido a un incidente de carácter personal que protagonizó el futbolista Chucho Bolaños, desataron la inexplicable reacción racista y discriminatoria del antes mencionado comunicador. A continuación el vídeo:
Traigo a colación este hecho, porque en otro contexto, pero igual de triste y cuestionable, vuelven los futbolistas afroecuatorianos a ser sometidos al escarnio público. El motivo: su vinculación a la política.
Me encuentro en un conflicto de intereses enorme, porque me cuesta ser imparcial ante una situación de la que soy radicalmente crítica. El jueves 1 de noviembre hice el siguiente comentario en mi cuenta de facebook:

«Creo que una de las reformas urgentes que le faltó al Código de la Democracia, es solicitar que los candidatos por lo menos tengan título universitario en carreras afines a la política. Me decepciona que cantantes, bailarinas, actrices y cuanto bicho raro de la televisión aspiren una curul para – según ellos – defender nuestros intereses. Un país es el reflejo de sus gobernantes… A reflexionar Ecuador!!!»

Este comentario, como era de esperarse, tuvo pronunciamientos favorables, porque más allá del descontento de la ciudadanía por las postulaciones a la Asamblea Nacional de la Comadre Vaca Loca, Rosita la Taxista, El Paparazzi, El Tin Tin (Mario Cabezas), Richard Barker, Jaime Enrique Aymara, otra vez más Gabriela Pazmiño y otros personajes de los cuales no me quiero acordar, pone en evidencia como se agudiza cada vez más la crisis de los partidos políticos. Ni el cambio de leyes, ni las nuevas instituciones han logrado erradicar la malas prácticas del pasado, que utilizando a personajes del espectáculo y de la farándula, buscan fortalecer la falta de popularidad y aceptación de sus propuestas de campaña en el electorado. Al final de cuentas, los que se prestan para este circo terminan siendo las víctimas.
Imagen tomada de facebook
Imagen tomada de facebook
Pero retomando mi crisis de imparcialidad, es necesario abordar desde otro angulo el ingreso a la política de tres emblemáticos ex seleccionados de nuestro país, me refiero a: Agustín Delgado, Ulises de la Cruz e Iván Hurtado. Desconozco los criterios que llevaron al buró político del partido de gobierno a optar por la candidatura de estos personajes, pero si su intensión fue revertir el efecto que causó en su momento las declaraciones del nefasto presentador de farándula y darles la oportunidad a estos futbolistas de demostrar – en palabras de Dupleint – que no sólo tienen habilidad en las patas, pues bienvenidas sus candidaturas.
Imágenes tomadas de Internet

¿Qué he cambiado de opinión? Pues no. Mantengo mi posición radical que si deseamos mejorar el nivel político en el país, hay que empezar a proyectarse a futuro e iniciar un proceso de formación de nuevos cuadros con profesionales en esa línea, y blindar la posibilidad de recurrir a la gente que se dedica al negocio del entretenimiento, que insisto, no deberían ingresar a la política. Mi apoyo se limita a estos tres futbolistas porque tienen hoy más que nunca una responsabilidad histórica de trascender, que su habilidad en las canchas es el resultado de la lucha que libran muchos jóvenes afroecuatorianos para salir de situaciones de riesgo y mejorar la calidad de vida de sus familias. Hay historias de superación hermosas de detrás de ellos y como son agradecidos con la vida por las oportunidades, cada uno por su lado han promovido proyectos en sus poblaciones para dar oportunidades a nuevos talentos, construyen hospitales,  escuelas. ¿Cómo negarles la posibilidad de representar a sus provincias si ellos ya hicieron mucho sin estar inmersos en política?

 

Me voy a permitir como afroecuatoriana darles mi voto de confianza, no sólo a ellos, sino a todos los «candidatos profesionales» de mi etnia que hoy como nunca son muchos, en diferentes partidos, con diferentes ideologías y que por ser negros están más expuestos al escrutinio público de una sociedad que se esmera en desconocer que somos más que fútbol, más que cultura, más que reinas de belleza; somos un pueblo que entendió que nuestro principal obstáculo  eramos nosotros mismos, por permitirle a los demás ponernos límites y decidir por nuestro futuro. Por eso nos propusimos hacer historia desde espacios de poder para cambiar la realidad de nuestro país.
Que los malos augurios de Giovanni Dupleint queden sólo en eso, malos deseos. Este nuevo momento en que vivimos los obliga a trascender y ser eficientes.  Ya pasaron las glorias del fútbol, ya pasaron los aplausos  ahora el mejor partido de sus vidas lo jugaran – de ser electos – en la Asamblea Nacional. Ellos nunca necesitaron de la política para construir futuro en sus provincias, es la política la que ahora los necesita.
Los apoyo… Y qué!!!